Vaya, hola. {Tyler}

Abrí los ojos lentamente, la luz que se filtraba por las ventanas había conseguido despertarme de una manera más agradable de lo que pensé anoche cuando me quedé dormida. Pensé que a primera hora de la mañana me tendría que enfrentar de nuevo, a los golpes de Kobra o alguno de los killjoys que no se habían creído lo que le había contado a Holly. Sinceramente no los culpaba por desconfiar de mí, les había dado motivos de peso para hacerlo y apenas ninguno para confiar en mí.

Me incorporé levemente, me dolía la cabeza y sentía al bebé nervioso, aunque no estaba segura de si era por mi estado, por hambre o simplemente por gusto... Era madre primeriza y ni siquiera estaba preparada para hacerlo.

Me levanté del sitio y fui hacia la puerta, estaba segura de que estaría cerrada pero no perdía nada por probar... Cerrada. suspiré y caminé hacia las ventanas, quizás pudiese salir de allí por ellas. Lo que menos quería era tener que enfrentarme a otro interogatorio como el de Kobra y deseaba salir de allí... Cerradas.
- Vaya, se han asegurado de que no salga de aquí bastante bien. - me eché el pelo hacia atras y rebusqué por todos los lados algo que pudiese ayudarme a escapar. Le agradecía a Holly lo bien que me había tratado pero eso no significaba que desease mi libertad sobre todas las cosas.

Averigüe con facilidad donde encontrarla, la entraba estaba custodiada por dos de los novatos y cerrada a cal y canto.
Me escondí tras una esquina y los llamé al móvil pensando en como hacer que se marchasen. Cuando me contestaron caí en el desastre que había dejado en el garaje, había ido a la ciudad para buscar un par de cosas y había dejado el coche echo un desastre y con este, todos los demás.
- Alex os busca, dice que sois unos inútiles y que os piensa matar si no arregláis el desastre que hay en el garaje. Dicen que habéis sido vosotros así que yo iría corriendo eh? - un par de minutos discutiendo que ellos no habían sido y conseguí hacer que se marchasen.
Cuando se fueron conseguí colarme en la sala.

Al entrar la vi rebuscando en los cajones y todos lo lados, no pude evitar echarme a reír.
- Tienes suerte que sea yo quien ha entrado. - dejé todo lo que le había comprado sobre la mesa y me la quedé mirando a la espera de ver su reacción.

Me asusté cuando escuché que la puerta se habría. La había fastidiado, si era Kobra o Alex o alguno que no fuese Holly quien entraba a la habitación estaba segura de que me matarían aquí mismo y sin pararse a pensárselo dos veces.
Sonreí. Sonreí ampliamente al ver que era mi querido Tyler quien entraba y cerraba la puerta tras de sí cargado con comida y varias cosas más que no pude ver que eran.
Su llegada era como un rayo de luz en medio de la tormenta, como encontrar a un hermano años después de que desapareciesen y es que Tyler era justamente eso para mí. Un hermano.
- ¡Ty! - exclamé feliz y corrí como pude hasta sus brazos para abrazarle.

Me eché a reír cuando la tuve en mis brazos.
- Estás echa una ballena Stella, nunca imaginé que conseguiría verte con unos quilos de más. - bromee. - ¿Y te has visto correr? - reí. - Pareces un pato mareado. - seguí riendo y la estreché con fuerza entre mis brazos aunque con mucho cuidado, tenía miedo de hacerle más daño del que ya le habían echo.

Apoyé mi caboza sobre la suya, cosa que nunca antes había echo. ¿Había encogido ella o yo había crecido? No estaba seguro, pero ese detalle era apenas importante dada la situación.
- ¿Como te encuentras? ¿Te han echo mucho daño? ¿Has hablado? ¿Porque nos dejaste Stella? ¿Porque con ellos? ¿No podrías haberte ido lejos de esta mierda? - solté pregunta tras pregunta con ganas de seguir hablando pero sabía que tenía que dejarle tiempo, pensar y sobretodo comprenderla.
La había defendido ante Holly, pero no entendía como podía habernos traicionado otra vez... ¿No le bastaba con una?

Reí junto a él al escucharle. Tenía razón, yo, que siempre había tenido un cuerpo diez, que siempre había cuidado la linea estaba echa una foca. Era irónico. No me ofendí por sus palabras, conocía el humor de mi amigo y sabía que estaba totalmente de cachondeo.
- JA, JA, JA. - dije dándole un pellizco en la espalda. Me costó. Había crecido y su musculatura había aumentado desde que me fui y eso solo en un par de meses o dos. Este chico era impresionante.
- Has crecido. - comenté.

Escuché sus preguntas una a una. Me separé y me fui a sentar en una de las sillas que rodeaban la mesa que estaba al lado de la entrada, miré al suelo pensando en que decirle. ¿Me entendería? ¿o acabaría odiándome como todos los demás?
- Estoy bien, no me han echo nada que no pueda aguantar, solo con Holly, os dejé por lo que hablamos en la cafetería, por todo lo que pasó después con mi... Alex y todo ello incluyendo el embarazo además de por seguridad y confortabilidad, ellos son mi familia, mis padres mi infancia Tyler, y no, no puedo. Ahora no solo soy yo, ahora somos nosotros y lo mejor para mi hijo es que me quede con ellos. Tienen dinero, buenos médicos todo lo que mi hijo necesitará. ¿que puede hacer una madre primeriza con su bebé sola en el desierto Ty? Sin dinero ni armas ni nada... Entiéndeme Ty...

Miré al suelo mientras la escuchaba. En cierto modo la entendía pero lo que no entendía era porque leches no me había dicho nada. Yo siempre se lo contaba todo, confiaba en ella más que en mi mismo y ella no tuvo la confianza suficiente para contarme todo lo que tenía en mente… Indirectamente me lo había dicho pero no lo había entendido hasta ahora y eso no era justo.
- Te entiendo, pero deberías haber confiado más en nosotros, o al menos en mí. Eso es lo único que te echo en cara, por que por culpa de Alex hemos estado todos en peligro, han entrado en vuestras bases y estamos escasos de armas y medicinas… Sois unos hijos de puta. Tu, Alex, Holly y todos los que están relacionados con esta historia. – me sabía fatal decirle eso pero era la verdad. Odiaba a Alex por habérselo echo pasar mal a ella y a Holly. Le odiaba por no haber sabido hacer mejor las cosas. Le odiaba por haber puesto en peligro lo único que me quedaba en la vida.

Cogí las cosas que había traído y me senté frente a ella.
- Mira lo que te he comprado. – Fui sacando las cosas de las bolsas y las fui poniendo sobre la mesa. - No sé que te apetecerá, que te dará fatiga ni nada así que he traído de todo un poco. – hablaba de la comida, pero aparte tenía un par de cosas envueltas. Regalos. Uno para ella y otro para su futuro bebé. Además de ropa para ella. – Y espero que te guste esto. – sonreí y le tendí los regalos.
- Prefiero hablar de todo esto que he traído que de los temas serios, al menos de momento… No tengo mucho tiempo y quiero aprovecharlo antes de que me pillen aquí.- sonreí. – Te he echado de menos.

Sus palabras me habían echo daño pero no podía hacer nada para remediarlas ni acallarlas. Tenía razón. Toda la razón del mundo, éramos todos unos hijos de puta. Y yo la primera. Por todo. Si no me hubiese marchado la primera vez nada de esto hubiese pasado, pero, las cosas eran así y no servía de nada lamentarse.

Miré extrañada la cantidad de cosas que ponía sobre la mesa. Me había comprado de todo, desde chucherías y chocolatinas a frutas y cereales. ¡Hasta había pensado en la ropa! Sonreí emocionada al verlo todo y me eché a llorar al escucharle.
- Dios Tyler… no me merezco todo esto… - me sequé la cara con las mangas y cogí el vestido que me había traído. Era precioso y parecía tremendamente cómodo. Ajustado bajo el pecho y suelo bajo estos, precisamente lo que me hacía falta para la barriga. – Es precioso Ty. – sonreí levemente y lo dejé sobre la mesa.

- Me alegra que te guste todo. – comenté tendiéndole un pañuelo para que se secase la cara. Estaba echa un asco, Stella necesitaba una ducha cuanto antes, comida y atención médica. Las dos primeras cosas podría dárselas pero la última no estaba bajo mis posibilidades…
- Coge la ropa y ven – me puse en pié y la cogí de la mano. – Te voy a llevar a las duchas, necesitas darte un buen baño, das asco. – bromee saliendo con ella de la sala.

Me costó un poco llegar a las duchas sin que nadie nos viese, pero lo conseguí.
- Tienes cinco minutos Stella, no te preocupes por el pelo y esas cosas… dúchate, sécate el cuerpo, vístete y sal de allí, el tiempo está en nuestra contra, todavía tienes que comer y todo… Como entren y vean que la sala esta vacía me la puedo cargar…- le dí las toallas y la empujé levemente hacia dentro.

Me crucé de brazos y esperé apoyado en la pared.

Cogí el vestido al vuelo y cuando fui a darme cuenta estábamos caminando a hurtadillas por los pasillos de la base. ¡Iba a ducharme! Parecía mentira que me pusiese tan contenta poder hacerlo y eso que solo llevaba un día aquí metida, pero me sentí asqueada y a judgar por las palabras de Tyler, estaba echa un asco.

Asentí al escucharle y me metí en la ducha tan rápido como me fue posible. Me desvestí, me metí bajo el grifo y en cuestión de un par de minutos estaba fuera. Me había tomado muy en serio las advertencias de Tyler, sabía que se la estaba jugando por ayudarme y tenía que agradecérselo de alguna manera y esta era la manera.
Me sequé, me vestí me pasé el cepillo por el pelo en un micro segundo y salí del lavabo totalmente aseada.

- Ya estoy... ¿He tardado mucho? – sonreí y le agarré la mano. – vámonos.

Antes de comenzar a desesperarme ya tenía a Stella fuera. La miré de arriba abajo. Ahora si que era la Stella que yo recordaba, limpia y bien vestida.
Sonreí y le agarré la mano para volver a repetir el “paseíto” de antes y volver a la sala donde la habían encerrado.
Esta vez me costó más que antes, era la hora en la que todos estaban levantándose y los pasillos de la base rebosaban de gente de un lado para otro. Me costó pero lo conseguí.

Cerré la puerta con llave tras de mí y miré a Stella.
- Misión cumplida. – sonreí y de nuevo me senté en la silla de antes. – Ara te toca comer, coge lo que quieras, lo que no quieras lo dejaré en la cocina que aquí la comida nunca sobra. – era verdad, si había algo que se acababa más rápido que las medicinas eso era la comida, comíamos machismo y tenía que admitir que yo era el que más tiempo pasaba en la cafetería y las cocinas.

No era propio de mí pero al entrar de nuevo en la sala lo primero que hice fue irme como una muerta de hambre hacia la comida y comenzar a comer todo lo que se me ponía por delante. Estaba hambrienta. Lo único que me había llevado al estomago desde ayer por la noche era una simple botella de agua de las pequeñas que Holly me había traído.
- Está todo muy rico. – dije con la boca llena mientras engullía un bollo relleno de chocolate. Había pensado dejar la fruta y guardarla para cuando Tyler se fuese tener algo para comer mientras me tenían encerrada aquí.

Sorprendentemente solo sobraron las frutas y unas galletas de mantequilla que me daban arcadas solo al olerlas. Eran las mismas galletas que se estaba comiendo Holly el primer día que me puse a vomitar. ¡Que asco!
Dejé las galletas metidas en las cosas que traía Tyler y las bolsas lo más lejos posible de donde estaba. Lo que menos tenía que hacer ahora era ponerme a vomitar… perdería todo lo que había comido.

Ni yo mismo comía con tanta ansia y desesperación. Se comió todo lo que había traído pero extrañamente se estaba dejando la fruta. Según recordaba la fruta era lo que más comía antes, todas las frutas le encantaban, todas menos las mandarinas, las cuales siempre había odiado y por ello mismo no las había traído.
- Tenías hambre ¿eh?- reí y le quité una galleta de chocolate que aún no se había comido. - ¿No quieres las frutas? – pregunté acabándome la galleta. – si era lo que más te gustaba…

Cuando terminó de comer recogí todos los envoltorios de plástico y los metí en la misma bolsa de las galletas de mantequilla. Había visto la cara de asco que había puesto al verlas e incluso juraría que le dieron hasta arcadas, por ello mismo las tiraría… Si a alguno le diese por querer traerle comida y se las llevase vomitaría y eso no era lo que me convenía.

- Ara que has terminado, toca abrir los regalos. – sonreí y le ofrecí los dos paquetes.

- Claro que sí las quiero, pero me serán más apetecibles más tarde… – contesté poniéndome en pié y agarrando una bolsa para meterlas dentro. Tenía que encontrar un sitio para dejarlas y que no fuese fácil encontrarlas.
Mire la sala en busca de ese lugar y, aunque no fuese demasiado rebuscado dejé la bolsa detrás del sofá. El sitio menos rebuscado era el mejor en la mayoría de veces ¿no?
- Aquí estarán bien – volví con Tyler a la mesa y miré los paquetes sorprendida.
No había sido agradable estar encerrada aquí, pero Tyler estaba consiguiendo que por una milésima de segundo se me olvidase lo mal que lo había pasado con Kobra.

Cogí el paquete con el papel infantil. Ese sería para el pequeño o la pequeña, su primer regalo… Sonreí y lo abrí.
Se trataba de un par de pequeños bodys, uno rosa y otro de color azul. Tyler había pensado en todo. Aún no sabía si sería niño o niña y por ello no podía empezar a comprar cosas, todos los muebles que Korse me había comprado eran de color blanco y las sabanas y esas cosas amarillas, totalmente neutral.
- Son preciosos Ty… - juntamente con los bodys había unos chupetes y de nuevo había uno azul y otro rosa y en el centro del chupete habían dibujados una estrella y una mariposa respectivamente. – muchísimas gracias. – le dí un abrazo y sonreí. – Es el primer regalo que recibe el bebé, puedes estar orgulloso tito Ty. – bromee.

Negué con la cabeza riendo levemente al verla dejarlas frutas detrás del sofá. Seguía siendo tan perspicaz y previsora como siempre, había pensado en el resto de horas y días indefinidos que pasaría aquí. Yo vendría siempre que me fuese posible pero a la que Alex regresase sabía que me sería prácticamente imposible pasarme por aquí a menudo...
- Bien pensado. – le halagué cuando se volvió a sentar en su sitio.

No pude evitar sonrojarme levemente al ver como se emocionaba con los regalos. Era raro de mi parte pararme a ser tan detallista con alguien y más aún cuando ese alguien aún no era nada pero era el hijo de Stella y sabía que eso la alegraría. Estaba teniendo un embarazo muy duro y según decía mi madre cuando aún estaba en sus cabales, sería un parto muy duro si lo pasaba mal durante el embarazo. No quería eso.
- Es que como no se que va a ser pues… la del a tienda me dijo que cogiese o amarillo o uno de cada y como el amarillo me parece un poco gay para un tío pues uno de cada… - miles de explicaciones inútiles.
Me sorprendí al sentir el abrazo de Stella y me emocioné, no iba a llorar ni nada así que me aparté.
- Anda quita, todavía te queda el tuyo. Espero que te guste porque me ha salido caro y estoy podidamente pelado…

Sonreí al escucharle y me aparté. Mi regalo era una cajita pequeña, cuadrada y alargada. Arranqué el papel con cuidado y abrí la caja poco a poco. No me esperaba lo que había en el interior y tal y como Tyler había dicho parecía caro… Era una pulsera plateada con un pequeño colgante con un dibujo que me sonaba bastante.
- ¿Es tu tatuaje no? – pregunté al sacar la pulsera de la caja y quedármela mirando fijamente durante un rato.

Asintió y sonreí. Ya decía yo que me sonaba. Ese tatuaje era el que más me gustaba de todos lo que tenía el chico, un pequeño diamante. El lo tenía dibujado dentro de una calavera, y ese último dibujo no me gustaba nada, y no era la única que tenía en su cuerpo. Le tendí la muñeca para que me la pusiera y cuando lo hice volví a abrazarle.
- De nuevo grácias ty, grácias

Esta vez preferí no apartarla, en estos momentos tenía que abrazarla ya que puede que esta fuese la última vez que lo hiciese… Había pasado media hora desde que había llegado y los novatos estarían por terminar la faena que les había encomendado si no era que ya habían terminado de limpiarme el coche.
Estreché con fuerza los hombros de Stella y le dí un beso en el pelo.
- Me tengo que largar, comenzarán a echarme de menos por ahí y me meteré en un lío jodido si me pillan aquí. – me separé y puse las manos sobre sus hombros.
- Escúchame con atención ¿si? – la miré fijamente a los ojos. – si necesitas algo, cualquier cosa por pequeña que sea, haz lo imposible por contactar conmigo, Holly es de fiar aunque te fastidie, todo lo que le has contado lo sabrán todo, incluido lo del embarazo, me sorprendería mucho si Alex no lo supiese ya… Pero aún así se que se le pides que te deje verme lo hará, así que ya sabes, no dejes que te hagan nada, no te mueras de hambre, cuida bien las cosas que te he traído y sobretodo quiero que estés bien. ¿Vale? – le pedí con la mirada que me hiciese caso. Sabía lo terca que podía llegar a ser y sabía que no le pediría ayuda a Holly a no ser que fuese estrictamente necesario, aún así necesitaba decírselo, podía contar conmigo para lo que fuese.
- y una cosa más, creo que han ido a buscar a un tal Alec, es de los tuyos, iré a hablar con él en cuanto pueda… ¿quieres que le diga algo? ¿le digo que estas aquí?

Asentí con la cabeza cuando lo escuché aunque solo fuese para que no se enfadase conmigo ni me reprochase nada. No le pediría ayuda a Holly a no ser que no me quedase más remedio, una cosa era que me hubiese ayudado, otra muy distinta era que la comenzase a tratar demasiado bien y que fuese mi as escondida bajo la manga. Nada de eso. Seguía odiándola, todo estaba así por su culpa. O la de las dos…
- Entendido Tyler. – le contesté.

Abrí los ojos como platos al escuchar lo que me dijo. No podía ser… Habían ido a buscar a Alec y seguramente lo habían atrapado, estaba haciendo guardia esta semana y las guardias eran lo más peligroso que te podían mandar a hacer los Scarecrows en la base. Lo primero que te encontrabas al entrar o colarte en la base era la soldado de la guardia.
Me llevé las manos a la cabeza y me eché el pelo hacia atrás. “Piensa Stella…”
- Ty, tienes que hacer algo, él es quien se va a encargar de mi hijo para compensar la ausencia de Alex, no puedo perderle, lo matarán, él fue quien secuestró a Holly… dios mío. Dile que tenga mucho cuidado, que no sea un bocazas y que haga todo lo posible por salir de aquí con vida. – me senté en la silla y enterré mi cara entre las manos. – y hazlo rápido por favor, es un toca huevos y un orgulloso, no se callará por nada del mundo y se dedicará a enfurecer todo lo que pueda al que lo interrogue... y como sea Kobra o Alex la hemos cagado... - se me puso la piel de gallina al pronunciar le nombre de Kobra.

Asentí y tras darle un beso en la frente salí de allí. Tenía que ir al garaje antes de que Alex o alguno de esos llegasen y me desbaratase el plan.
Cerré de nuevo la puerta con llave y me marché.