Interrogatorio [Stella, Holly & KK]

Mi parada pasaba del uno al otro, los escuchaba con atención y analizaba cada una de las palabras que ambos pronunciaban con mucho detenimiento. Debía estar lo más atenta que me fuese posible para poder usar todo lo que escuchase – si era que podía – a mi favor en un futuro quizás no tan lejano además de que debía elegir cuidadosamente mis palabras para no fastidiarla, por ello seguí sin decir una palabra a ninguno de los dos. Ya había hablado más de lo que tenía pensado cuando supe que Kobra tenía todas las de conseguir su propósito de llevarme a la base Killjoy, y no pensaba dar mi brazo más a torcer.

Cerré los ojos al escuchar el ruido de la garrafa. Cada ruido de esos se multiplicaba por cien en mi dolorida cabeza, y por ello eso me era mucho más molesto que escuchar las palabras de Kobra o estar atada a una silla. Suspiré y una vez se me calmó el dolor volví a abrir los ojos. Tenía que perderme lo menos posible.

Levanté las manos, dándome por vencida. No me apetecía tener malos rollos con nadie, ni si quiera mostrar mis desacuerdos con Kobra por si eso le servía a Stella como información extra, era el enemigo, y eso no debía olvidarlo nunca, ¿verdad?

Suspiré y miré a Stella, no, tardaría en decir algo, lo sabia. El orgullo podía con ella. No tenía muy buen aspecto, la verdad, pero yo ya le había dado agua y me habia portado bien con ella. Y punto.

Nos había traicionado, y los buenos gestos dentro de aquella sala se habían acabado por el momento.

-Necesitarías más de una palangana para que hablase-susurré.

-Comprobémoslo- respondo a Holly compartiendo una mirada ceñuda con ella. Lo que va a presenciar va a ser duro y no creo que le guste así que seguidamente miro de reojo la puerta para que comprenda que puede marcharse cuando lo desee porque yo... yo tengo que seguir adelante aunque me duela y me sienta culpable por ello.

-Stella, tú eres la que elije, yo sólo llevo a cabo tus decisiones...- sé que no importa, que me odiará eternamente y en cuanto pueda me buscará pero es algo que ya tengo asumido, no espero que sea coherente.

Es entonces cuando cojo con firmeza su cogote y le hundo la cara en el agua hasta que su cuerpo empieza a sufrir pequeños espasmos por culpa de la falta de oxígeno, entonces la levanto con energía para que coja aire, probablemente entre toses.
-Qué les dijiste Stella- le recuerdo antes de volver a hundirle la cara, esta vez menos rato porque sé que sus pulmones se habrán resentido con la primera "ronda".

Después la suelto y aguardo algún resultado. Yo puedo pasarme así bastante rato... su cuerpo no.

No me dio tiempo a pensar en nada, cuando fui a darme cuenta Kobra ya había hundido mi cabeza en el cubo y me encontraba con la cabeza metida en agua. No podía respirar, me intentaba mover para defenderme pero a causa de las cuerdas no podía hacerlo, intenté mover la silla de sitio con las piernas y aunque, conseguí moverla unos centímetros no fue suficiente como para quitármelo de encima.

Respiré agitadamente cuando por fin sacó mi cabeza del agua. Tosí una y otra vez. Lo odiaba, me estaba haciendo polvo. Ninguno de nosotros habíamos hecho una semejante barbaridad con ningún Killjoy de los que habíamos atrapado, nos limitábamos a dejarlo tirado en una de las celdas sin comida, ni agua para luego terminar haciendo maltrato psicológico con la comida o amigos, para nada usábamos nada físico. Un guantazo, dos, poco más.

No me dio tiempo a coger aire y ya tenía de nuevo, la cabeza metida en el cubo. Me la volvió a sacar y de nuevo comencé a toser como una condenada, esto me estaba afectando más de la cuenta, pero seguiría sin hablar y ahora menos que nunca, no tenía aire ni para respirar mucho menos lo tenía para hablar. Miré brevemente a Holly, mi bebé moriría, no aguantaría mucho si me maltrataban de esta manera, y eso sería un gran cargo de conciencia para ella. ¿Podría soportarlo?

Cerré los ojos en cuanto me di cuenta de lo que Kobra pretendía hacer. No me sentía bien allí dentro, y tampoco me sentiría bien aquí fuera, pero al menos intentaría ayudar. Escuché como Stella tosía y de nuevo abrí los ojos, para observar, como Kobra volvía a realizar aquella operación.

Y luego, me encontré con la mirada de Stella, era como si supiese lo que yo estaba pensando. Si al bebé le faltaba oxígeno, moriría, y yo no podría soportar eso, era cierto.

-Kobra-susurré mirándole, suplicante.-Si al bebé le falta oxígeno, no sobrevivirá...

-¡Pues que hable! Prefiere dejar morir a su bebé que decirnos simplemente qué le dijo a sus compañeros, ¿qué madre haría eso?- respondo cada vez más furioso, asqueado ante el egoísmo de Stella -Si es capaz de seguir callada a sabiendas de lo que puede pasar... ¿se merece criar a un niño? Porque yo tengo mis dudas Holly....- me limito a mirar a nuestra prisionera mientras recupera el aliento entre toses pero nada, como si se le hubiera comida la lengua el gato. Su orgullo se está volviendo completa estupidez.

-Stella sabes de sobra que esa información no va a implicar a tus compañeros ni les va a exponer, sólo nos servirá a nosotros mismos para protegernos. Y seguro que ahora te negarás a responder porque me odias, porque te he hecho daño... Párate a pensar como una persona madura y racional por una vez porque eso son gilipolleces de niñas de cinco años que no tienen que cuidar de nadie más que de sí mismas- apoyo las manos en la mesa dando una palmada con ellas para que reaccione y no se quede atontada -Me importa una mierda tu bebé. Y cómo siempre: Tú eliges- lo último suena tan contundente como es pero lo más penoso es saber que todo esto no va a servir de nada, que dentro de diez minutos entrará alguien más que la liberará y le dirá todo lo que quiera por lástima.

Suspiré entrecortadamente, la tos no me dejaba respirar con tranquilidad y los nervios y la tensión que mi cuerpo daba a relucir no hacían nada más que empeorar la situación. No podría actuar, ni pensar con tranquilidad… la cosa iba de mal en peor.
Por un lado estaba el echo de que no quería hablar con Kobra, para nada en el mundo iba a dirigirle la palabra, conmigo las cosas de esa manera no funcionaban, y si no quería entenderlo se iría de la sala de la misma manera que había entrado y por otro estaba el echo de que mi bebé no aguantaría mucho más, exponer al feto a este tipo de situaciones solo servían para debilitarlo… Por nada del mundo quería que eso pasase, yo quería mi pequeño más que a mi misma y aún no había ni nacido.

Dañé mi orgullo de mala manera, pero eché a llorar pero en silencio. No aguantaba más esta situación, no, no era una campeona. No había aguantado la batalla hasta el final, no había aguantado la firmeza, no era la Stella fría e inmune a todo que quería mostrara todas horas. Para nada. Ahora era solo una simple rehén a la cual estaban torturando doblemente.
- Ni te atrevas a hablar de mi hijo, inútil. – susurré porque no podía decirlo más alto. – A la gente no se la tiene que tratar de esta manera, así no conseguirás nada, no de mí. – afirmé no muy segura de mis palabras. - Quiero que te largues, si lo haces hablaré, Holly sabe que lo haré, pero la condición es que te largues.

-A la gente no, a los traidores es otro tema...- respondo con una sonrisa torcida a su mención a mi trato poco... "caballeroso". Resulta graciosa, como si ella me fuera a tratar diferente si las tornas estuvieran cambiadas.

Tras su condición miro a Holly con una ceja arqueada, recordando como parecían estar "intimando" antes de que yo apareciera.

-Suena a un trato, por mí de acuerdo. ¿Ves como no era tan difícil? Podrías haberte ahorrado muchas molestias...- me encojo ligeramente de hombros y me dirijo a la puerta, pero cuando ya tengo la mano en el pomo me detengo.

-Ah, sólo una última cosa. Si cuando vuelvo le has dicho cualquier cosa a Holly que le haga daño o la perjudique de alguna manera... me aseguraré de partirte el cráneo en dos y de tirar tu cuerpo a las cloacas para que se lo coman las ratas- tras dejar ese punto bien claro, a fin de cuentas no puedo evitar ser sobreprotector con los que me importan, abandono la sala y cierro la puerta tras de mí.

Una vez solo, en el pasillo, respiro hondamente varias veces mientras cierro los ojos y noto como me tiemblan las manos. Ahora ya no tengo que fingir, puedo dejar de ser el "poli malo".
Contengo como puedo la culpabilidad que me consume, como un monstruo intentando derrumbarme desde dentro, después me limito a ir a la sala de descanso para esperar.

Si al menos el viejo truco de poli bueno-poli malo ha servido de algo me daré por satisfecho...