The End, my friend [Anna Hampton]

Los últimos días siguen siendo igual de aburridos que siempre, en teoría. Y sólo es en teoría porque al menos ahora sabes que no estás sola y recibes visitas de "Eric" como mínimo tres veces a la semana (aunque posiblemente preferirías que fueran más).

Te encuentras en los laboratorios de BLI, como cada mañana. El horario laboral es estricto y el trabajo tan monótono que casi podrías hacerlo con los ojos vendados. Tras la centena prueba de calidad y densidad de battery no puedes contener un bostezo de aburrimiento que se ve interrumpido repentinamente por una voz autoritaria y fría.

-Señorita Hampton- te giras y ahí está, Tanaka en persona custodiada por dos soldados Scarecrow armados con ametralladoras láser -Acompáñeme si es tan amable- su educación es tan exquisita que todavía pone los pelos más de punta, sabes de sobra que no tienes elección.

Recorréis varios pasillos y acabáis bajando con uno de los amplios ascensores a pisos inferiores en los que no habíais estado nunca. Finalmente entráis en una sala completamente blanca y casi vacía. En el centro os espera una fría mesa de metal sobre la que descansa una carpeta y una silla a cada lado. Tanaka te invita a tomar asiento con un gesto de su mano y ella hace lo mismo, entrelazando las manos sobre la carpeta con total serenidad -¿Sabe por qué está aquí...?

Me llevo el susto de mi vida cuando oigo a Tanaka llamarme. La voz de esa mujer conseguía que me dieran escalofrios. La seguí obedientemente (como para llevarle la contraria...) pero a medida que ibamos caminando más y más, me iba poniendo más nerviosa y empezaba a pensar en las miles de cosas por las que me podría haber llamado.

Al llegar a la sala me estremezco y me siento en una de las sillas libres. ¿En estas salas no eran donde probaban el Battery con los detenidos? Si... si que lo era. Intenté mantenerme tranquila, pero no podía parar de mirar la mesa de metal. Si aquí mismo le había suministrado yo Battery a uno...

-Eh... no-susurré-Lo siento, ¿debería?

De repente, por la mente se me cruzó el Battery que había robado para Holly. Me habían pillado... Me habían pillado... Ya decía yo que aquel maldito Scarecrow había sido demasiado benevolente como para dejarlo estar. Apreté los dientes con fuerza e inspiré profundamente. No te adelantes, Anna. Quizás no sea por eso. Tranquilízate.

-¿Seguro que no sabes?-pregunta la Señorita Tanaka mirandome directamente casi sin pestañear.

-No...

Se levanta, apoyando las manos en la mesa y me fulmina con la mirada.

Tanaka te observa, analizándote intensamente con la mirada. No puedes evitar sentirte algo intimidada e incómoda, incluso aunque no hubieras hecho nada de verdad te transmitiría esas sensaciones.
Después de unos segundos de tenso silencio compone una sonrisa ladeada y cruel que no augura nada bueno, entonces relaja la postura y saca un papel de la carpeta que deja caer delante de ti.

Espera un tiempo prudencial para que observes detenidamente lo que tienes delante, después apoya las manos en el respaldo de tu silla.
-¿Le he refrescado la memoria srta. Hampton...?- inquiere con tono acusador mientras tu vista sigue fija en el cartel.

Spoiler:

Me quedo helada al ver el cartel, noto como las pulsaciones aumentan su ritmo y mi respiración amenaza con volverse agitada. Intento por todos los medios mantener la calma pero no puedo evitar apretar la mandíbula al verlo.
Levanto la vista hacia Tanaka, que sonrie con una mueca.

¿Qué debía de hacer? ¿Debería hacer lo que realmente estaba deseando? ¿Levantarme de un salto y preguntarles donde le tienen? Si es que le tienen... No. No...debo hacer eso.
Esto es una maldita pesadilla... No puede estar pasando...
Bajo la mirada hacia el cartel una vez más. ¿Qué narices se supone que tengo que hacer?

Niego con la cabeza.

-¿No? ¿Está segura, Hampton?-pregunta acercándose hasta poenrse a mi lado-Mírelo bien. ¿No recuerda?

Me retira el cartel de delante y vuelve a sentarse en su sitio, entrelazando nuevamente sus manos sobre la carpeta.

-Parece que se le haya comido la lengua el gato...- arquea una ceja, apenas un segundo, después se limita a mostrar una sonrisa de superioridad y prepotencia. A fin de cuentas sabe que tiene ventaja y todas las de ganas, tú no tienes nada.
-Podemos hacer esto por las buenas o por las malas, usted elije. Lleva aquí mucho tiempo y siempre ha sido una buena empleada así que... estoy dispuesta a fingir que esa escoria la manipuló, seguramente es lo que pasó- recoge el cartel de exterminio de Kobra Kid apenas con la punta de los dedos, como si le diera cierto asco el simple hecho de tocar su foto.

-Me dirá todo lo que sabe sobre él y sobre esos malditos Killjoys y todo volverá a ser tan perfecto como siempre. Nosotros somos su familia, no un grupo de harapientos vagabundos. Recuérdelo- te sonríe entonces con más suavidad pero no te transmite ningún tipo de emoción.

Escucho atentamente cada una de sus palabras, procurando no alterarme, hasta que suelta lo de que ellos son "mi familia". Siento ganas de tirarme hacia ella y partirle la cara, pero me contengo y permanezco quieta y callada.

-No se nada.-sentencié mirándola. Y en el fondo era verdad, no tenía ni idea de nada, pero obviamente ellos no me iban a creer.

-Como quiera, es su elección- se encoge de hombros y se levanta de la silla, entonces saca algunas fotos más de la carpeta y las deja sobre la mesa. En ellas puedes verte a ti misma acompañada de Eric mientras entráis en tu portal. Están cogidas desde lejos pero ambos rostros son muy claros y evidentes.

-No se equivoque, no nos vamos a rebajar a torturarla o algo así, antes recurriríamos al battery modificado, ya sabe de lo que es capaz- evidentemente, tú misma has ayudado a crearlo. Suero de la verdad, modificadores de conducta, lavados de cerebro... lo hay de casi todos los tipos.
-De todas formas no será necesario. Su presencia aquí es más que suficiente para que él venga a sacarla. Son tan previsibles...- suspira hondamente, algo aburrida, después te señala con un gesto de cabeza y los guardas te cogen de ambos brazos obligándote a levantarte y a ponerte en pie.

Volvéis hasta el ascensor y en esta ocasión sí reconoces los pasillos del primer piso hasta que llegáis al amplio hall acristalado de entrada. Una vez allí te empujan al interior de una de las salas de vigilancia, solo que ahora está vacía y con todos los monitores apagados. Desde sus paredes de cristal reforzado puedes ver todo lo que hay a tu alrededor y la gente que pasa.

-Cuando entre por allí...- señala acusadoramente las puertas principales -... le verás morir- sonríe maliciosamente y entonces cierra la puerta.

Cuando me enseña las fotos, mi cuerpo no puede seguir ocultando la tensión que siente y las piernas me comienzan a temblar. Mi cerebro parace no querer asimilar todo lo que está escuchando, y cuando me doy cuenta, me están practicamente arrastrando por los pasillos. Intento hacer fuerza, tirando en sentido contrario pero sé que es inutil.

Cierran la puerta con llave, y pego una patada al cristal tras su último comentario, pero lo único que consigo es hacerme tanto daño que crea que me he roto unos cuantos dedos.

-Maldita hija de...

Grito con todas mis fuerzas, pero mi voz no parece querer salir de aquellas cuatro paredes.
Esta vez si que la he armado... Me paso las manos por el pelo intentanto tranquilizarme, intentando pensar en como evitar que se acercara aquí, pero era imposible. Y se supone que tu eres la mente brillante, Anna. Me tapo las manos con la cara e intento desesperadamente no echarme a llorar, no quiero darles ese gustazo.
Sabía de sobra que dijera lo que dijese ahora a Tanaka no me creería. Mi oportunidad de mentir pasó y la desaproveché. Y yo no podía hacer mucho dentro de estas cuatro paredes.

¿Y ahora qué?

Los minutos empiezan a pasar y se convierten en desesperantes y largas horas en las que no pasa nada. Y eso es lo peor, esa "nada". La gente sigue yendo y viniendo de su trabajo como si ni siquiera existieras, apenas un par de ellos te han mirado extrañados pero desde luego no se han detenido.

Cuando llegan las siete de la tarde empiezas a sentirte algo hambrienta y sedienta, momento en el que las luces de la central se apagan dejando sólo las básicas y las de emergencia. La jornada laboral ya ha terminado para la gran mayoría aunque siempre hay alguien de guardia.

Tras unos minutos más, uno de los soldados abre tu puerta para facilitarte un vaso de agua y un plato lleno de puré de patatas y guisantes, tan perfectos que parecen irreales. Después sale de nuevo sin intercambiar una sola palabra.

Mientras dudas si comer o no, temiendo que pueda estar todo contaminado, algunos de los monitores que hay en tu sala se empiezan a encender sin motivo aparente ni continuidad.
Ves un par de pasillos vacíos, las escaleras de acceso a la puerta principal, uno de los laboratorios en los que todavía permanecen un par de tus compañeros... Y entonces aparece él. Ves a Eric caminando con una determinación capaz de derribar un muro, atravesando un pasillo y disparando, tras lo cuál le pierdes de vista.

Spoiler:

De vez en cuando vuelves a verlo en otro monitor, en el cuarto compruebas que su hombro está malherido y se sostiene un costado pero está tan cegado que no parece darse cuenta de que esto es un suicidio. O sencillamente le da igual.

Repentinamente un golpe en el cristal te sobresalta y ahí está. Eric mira la puerta un tanto frustrado y se dispone a volar la cerradura, aunque tú dudas que eso vaya a servir en este tipo de sala.

Me quedo helada mirándole, mi cerebro no quiere reaccionar y me quedo inmóvil en medio de la habitación, apuntando la cerradura con la pistola. Me acerco al cristal, poniéndome justamente hacia donde apuntaba su arma. Si disparaba, estaba casi segura de que se activaría un mecanismo que daría la alarma en todo el recinto. En unos pocos segundos esto se llenaría de Scarecrows y...

-¡Vete!

No parecía tener demasiadas intencionesde largarse tan fácilmente. Joder, ¿No se daba cuenta de que esto era una encerrona en toda regla? Si, se que se daba cuenta y eso era lo peor de todo. Estaba tan loco como para meterse en los Laboratorios el sólo e intentar salvarme. Y lo peor de todo es que lo único que conseguiría era que le mataran.

Pegué un puñetazo al cristal para que me atendiera.

-¿¡Tienes idea de cuantos Scarecrows hay!? No tienes ni una maldita posibilidad. -grité, aunque por el grueso cristal que nos separaba él lo debía oir como un susurro.-¡¡Vete!!

Miré su hombro y su costado. Joder... si en plena forma ni siquiera habría podido derrotarles ¿como lo iba a hacer así?

-¡¡Tienes que irte!!-chillé desesperada.
Por favor, por favor... intenta razonar...

Cuando ya estoy a punto de apretar el gatillo me detengo. Observo a Anna gesticulando y chillando al otro lado. Al menos creo que está gritando por la fuerza que parece estar haciendo pero la verdad es que no oigo nada, sólo sonidos inconexos y amortiguados.
Me señalo la oreja con cara de no entenderla pero creo que quiere decirme que no dispare en la cerradura. Lo malo es que no dispongo de demasiado tiempo...

Suspiro hondamente mientras miro alrededor, procurando encontrar una solución mientras noto la cálida y espesa sangre de mi costado impregnando mi mano. No voy a poder soportar otra oleada de Scarecrows, no si es de una decena como las que me he topado al venid.

Repentinamente encuentro algo que me parece útil. Me acerco cojeando al cuerpo de uno de los soldados y registro sus bolsillos con insistencia, dejándole el impoluto uniforme manchado de rojo. No encuentro lo que busco así que me dirijo al siguiente, esta vez sí que encuentro una llave.

Sonrío triunfalmente pero cuando me levanto y me doy la vuelta ya hay más Draculoids esperándome y no dudan en disparar sin contemplaciones. Me defiendo durante unos instantes pero al final todo se funde en negro.
Mi cuerpo se desploma en el suelo, pesadamente, y antes de cerrar los ojos no puedo evitar pensar que he fracasado. Otra vez.

Spoiler:

Tanaka aparece por uno de los pasillos, se acerca a tu puerta y abre con total tranquilidad mientras una patrulla recoge el cuerpo de Eric del suelo.
-Gracias por su colaboración, será recompensada por esto, ya puede volver a su hogar- te sonríe y te deja espacio para que te marches, como si no hubiera pasado nada.

Golpeo nuevamente el cristal cuando se aleja de mí en dirección al Scarecrow. ¿En que narices estaba pensando? Veo como empieza a hurgar en los bolsillos del soldado cuando veo que unos cuantos se acercan por su espalda.

-¡¡¡Eric!!!

Comienzan a disparar sin dudar ni un segundo, mientras él apenas puede defenderse unos instantes. Grito con todas mis fuerzas pegando puñetazps contra el cristal y llorando de impotencia sabiendo que no puedo hacer nada. De repente, Eric cae al suelo y por unos instantes el tiempo se para, mientras observo horrorizada como su cuerpo se estrella en el frío mármol.
Los Scarecrows disparan unos segundos más y me quedo callada, llorando y sin poder apartar los ojos de su cuerpo inerte.

-No...por favor...

En cuanto Tanaka abre la puerta, echo a correr hacia Eric, pero uno de los Scarecrows me agarra antes de que pueda llegar y me aparta rápidamente. Comienzo a patalear mientras veo como le cogen para llevárselo.

-¡¡No!! ¡¡No, por favor!!

Las lágrimas me nublan la vista, pero consigo pegarle en el estómago al Scarecrow, que por unos segundos me suelta haciendo que caiga al suelo estrepitosamente. Todo se convierte en una pelea patética, por intentar huir de él y llegar al cuerpo de Eric. Le pego una patada en la cara con los zapatos y consigo avanzar un poco por el suelo... casi hasta alcanzar la mano de Eric, pero uno de los Scarecrows me aplasta la mano con una de sus enormes botas.
Grito de dolor, pero me niego a dejar que esto acabe así, hasta que tengo prácticamente a una patrulla inmovilizándome en el suelo.

-Por favor... Tenéis que salvarle...

Apenas puedo ver por la cantidad de lágrimas que me empañan los ojos y me duele tanto el cuerpo por como me presionan los Scarecrow, que creo que apenas lo siento.

-Haré lo que sea...

Las expresiones de los Scarecrows que te detienen y se llevan el cuerpo inerte de Eric son totalmente indescifrables, ocultas bajo sus grotescas máscaras. La única que sigue observándote con total indiferencia y los brazos cruzados es Tanaka.

Pronto Eric desaparece de tu vista, a través de una puerta en el fondo de un pasillo cercano, pero no parece que tus súplicas ni tus lágrimas surtan efecto o compasión en los presentes... hasta que pronuncias la última frase.

Entonces Tanaka se acerca más a ti y les hace un gesto a los soldados para que se aparten un poco, dejando de pisarte y por tanto quedando libre de movimientos.
-Esto es lo que harás: vendrás mañana y cumplirás tu jornada laboral trabajando más obedientemente y eficaz que jamás en tu vida. Si lo haces y nos consigues buenos resultados dejaremos que le veas- sonríe con suficiencia -Pero no desesperes, en BLI somos conscientes de la importancia de la "amistad". Pronto podréis volver a estar juntos- está claro que la percepción de BLI sobre las relaciones sociales no es precisamente la misma que la tuya así que esa afirmación resulta, cuanto menos, escalofriante.

Apenas pude dormir aquella noche. Cada vez que cerraba los ojos volvía a verme dentro de aquella jaula de cristal y a los Scarecrows disparando. Intentaba tranquilizarme, pero no podía, no podría ni aunque quisiera.
Tanaka se traía algo entre manos, se veía desde lejos, pero ¿qué podía hacer yo? Nada, como siempre. Ya había conseguido demasiado cuando me dijeron que podría verle mañana. Eso significaba que no le dejarían morir ¿no? Si. ¿Pero a que precio?

En cuanto llegué a los Laboratorios, me puse la bata y empecé a trabajar como siempre. Me daba la sensación de que había mas Scarecrows de lo normal y que unos cuantos estaban vigilándo cada uno de mis movimientos. Era de esperar.
Intentaba no pensar en ello, pero mi mente se empeñaba en mostrarme imágenes de lo ocurrido haciendo que tuviera que sentarme un par de veces de puro agotamiento mental.

El reloj parecía no moverse, y yo ya no podía mas, pero me quedaban aún horas por delante y me costaba concentrarme en el trabajo. Fui al baño, me eché un poco de agua en la cara, necesitaba despejarme, concentrarme en lo que estaba haciendo. Me miré al espejo y observé mi rostro cansado y con ojeras, se me notaba demasiado que no había pegado ojo...

Continué mi trabajo con la mayor eficacia posible, mirando cada poco el reloj y angustiándome a medida que se acercaba el momento... hasta que sonó la pequeña campanada que anunciaba el fin de nuestra jornada.
Respiré profundamente, y esperé a que Tanaka apareciera.

Tras un día eterno, los últimos minutos se vuelven incluso más largos. Mientras te desprendes de la bata y te lavas las manos no puedes evitar mirar a menudo la puerta, sintiéndote algo temblorosa debido a la tensión de tus músculos.
Repentinamente Tanaka aparece en el marco de la puerta y ahí se queda, aguardando a que termines, entonces se cruza de brazos con un suspiro de cansancio.

-Hoy no ha sido su mejor día... pero ha venido y ha cumplido su jornada así que procuraremos centrarnos en eso- sonríe forzadamente, demostrando la increíble "amabilidad" de BLI con sus empleados y ciudadanos -Necesito que venga con una dosis de battery n-302 preparada- sabes de sobra que ese compuesto se utiliza para modificar conductas agresivas o que ellos consideran peligrosas. La única vez que tuviste que bajar a inyectarle algo a alguien fue precisamente ese mismo compuesto.

Tanaka aguarda pacientemente a que obedezcas, está claro que no tiene ninguna prisa y tampoco parece dispuesta a entrar al laboratorio en si. La verdad es que ahora estáis solas, pero hay varias cámaras de seguridad grabándoos y guardias en los pasillos así que sería inútil hacer algo... al menos algo que resulte demasiado evidente.

Cuando vuelves hasta ella apoya "amigablemente" una mano en tu hombro y empieza a caminar con decisión hacia el ascensor, usando su tarjeta de identificación para poder acceder a los niveles de mayor seguridad.
-Que casualidad que ambos se apelliden igual... ¿verdad?- comenta de repente con un deje de maldad.

Preparé la dosis a regañadientes, apretando con fuerza la mandíbula porque en parte intuía lo que se le podía estar pasando a esa psicópata. Al menos había conseguido un frasco con una dosis un poco menos concentrada, no era mucho la verdad, el efecto sería el mismo pero creo que era lo único que podía hacer en estos momentos.

Cuando apoya la mano en mi hombro giro la cabeza hacia ella y la sangre me empieza a hervir. Lo sabía. Claro que lo sabía. A estas alturas debía de conocer todo nuestro historial, desde cuanto habíamos pesado al nacer hasta cuantos actos de rebeldía habíamos tenido contra ellos. Y todo eso, incluía al resucitado Roger Hampton.

-Con todos mis respetos señorita Tanaka, pero creo que eso no le incumbe en lo más mínimo.-Prácticamente lo había soltado sin pensar, y probablemente me arrepentiría.

Nos metemos en el ascensor y comenzamos nuestro descenso hacia donde le tendrían retenido.

Tanaka te dedica una mirada fulminante después de tu grosera contestación pero dada su altísima dosis de battery en sangre tampoco es que consigas enfurecerla del todo. Es decir, eso es lo máximo que puede demostrar emocionalmente hablando.
El ascensor se detiene en el sótano dos y ella te guía con determinación hasta una puerta metálica que abre nuevamente con su tarjeta de identificación.

Como era de esperar, toda la sala es de un color blanco tan impoluto que incluso daña la vista, no es demasiado grande.
A tu izquierda hay un sofá y un archivador de varios pisos sobre el cuál descansan algunos papeles y bolígrafos. A la derecha se encuentra una amplia y robusta mesa de metal sobre la cuál descansa el cuerpo de Eric cubierto sólo con sus pantalones. Está algo pálido pero puedes apreciar que sigue respirando y que sus heridas están perfectamente vendadas y limpias.

Sus tobillos, muñecas y frente están anclados a la mesa por correas de cuero y al acercarte se pueden apreciar marcas y rozaduras de las mismas en su piel al haber intentado deshacerse de ellas o moverse con fuerza, con mucha fuerza.
Junto a él hay una máquina bastante llamativa y con multitud de botoncitos pero no tienes la menor idea de lo que es... aunque notas un olor a chamusquina que no te gusta.

-Adminístrele la dosis- ordena de repente Tanaka.

Me planto a su lado y me quedo observándole un buen rato. Me parecía increíble que en el estado en el que se encontraba hubiera podido tener un mínimo de fuerza para intentar deshacerse de las ataduras. Inspiro profundamente y expulso el aire poco a poco, esto me supera. Esto superaria a cualquiera.

Aprieto su mano, como esperando que con mi simple contacto abriera los ojos, pero no lo hace. Dios... O estaba sedado o estaba inconsciente, y no sé por qué pero me empezaba a declinar por lo segundo.
Estoy aquí, Roger.

Palpé su brazo en busca de su vena. Recorrí el antebrazo lentamente, sabiendo que iba a arrepentirme de lo que iba a hacer. Saqué la jeringuilla y la miré repetidas veces, procurando que no quedara ni una burbuja de aire dentro. Miré su rostro unos segundos, pero creo que fue lo peor que pude hacer, porque cuanto más le miraba más me echaba para atrás.
¿Cómo podía estar haciéndole esto? Inyectarle Battery en el cuerpo... Pero una dosis tan pequeña como esta no podría devolverle su adicción, al menos no por un solo pinchazo.

Le pinché el brazo y empecé a introducirle el líquido.
Lo siento. Pero si cuando te despiertes vuelves a estar tan histérico como al parecer estuviste antes, las consecuencias pueden ser peores y no estoy dispuesta a ver como te hacen daño. Es solo para calmarte, en unas horas se te pasará. No te hará daño, te lo prometo.

Acabé de inyectarselo y posé la jeringuilla vacía sobre la mesa. Acaricié la palma de su mano con los dedos y me volví hacia Tanaka.

-Ya está-suspiré-¿Y ahora?

Tan solo esperaba que dejaran quedarme con él hasta que se despertara.

Tanaka se muestra satisfecha después de tu obediencia. Se acerca un poco para comprobar el estado de la jeringuilla y después se limita a sentir con suavidad.
-Ahora puede marcharse a su casa y tomarse un merecido descanso. Mañana será otro día- se dirige a la puerta y la abre, esperando para que salgas de esa extraña sala.

-Calculo que podrá volver a verle dentro de dos días- afirma con rotundidad, como si estuviera muy segura de lo que va a pasar en el transcurso de ese tiempo.

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OFF: Perdona que sea corto pero al ser un post "objetivo" no podía añadir mucho más xD

¿Marcharme? Esto no era el trato al que habíamos llegado, ni de lejos. Me quedé plantada al lado de la camilla y me negué a moverme a pesar de que Tanaka abre la puerta con todas las intenciones de echarme.

-No.-sentencié girándome hacia ella.-Aguanté toda la noche de hoy, cumplí la parte de mi trato y lo único que he recibido a cambio es esto, pincharle con vuestra droga ¿Eso es verle?. ¡No es lo acordado!

Me negaba a pasarme dos malditos días como la noche que he pasado hoy. Sin poder dormir y sin poder relajarme por no poder parar de pensar en lo que podrían estar haciéndole, y no pensaba consentir que volvieran a tocarle.

-No pienso irme, Tanaka. No voy a dejarle solo.

Tanaka gruñe por lo bajo ante tu falta de obediencia y entrecierra aún más sus rasgados ojos.
-No ha habido ningún tipo de acuerdo srta. Hampton y su insolencia empieza a rozar la traición... Si sigue así pronto acabará en la misma camilla que su hermano, ¿me oye bien?- espeta casi a modo de amenaza mientras sujeta el pomo de la puerta. Después observa el pasillo, pensativa durante un instante.

-Esta vez gana usted, pasará aquí la noche. Mañana volveremos a por usted y esperamos que su cooperación sea más... eficaz- sonríe con sarcasmo y acaba cerrando la puerta, tras lo cuál se oye el chasquido metálico del cierre de seguridad.

En cuanto Tanaka cierra la puerta, me quedo bloqueada unos segundos. ¿Me había echo caso...? No estaba del todo segura si eso era bueno o malo, aunque en estos momentos lo que menos me importaba eran las consecuencias.

Me apresuré a desatarle, dejando a la vista las heridas que se había hecho con las correas. No podías haberte estado quieto ¿no. Le pasé la mano por el pelo, ignorando la marca que le había quedado en la frente.

-En el fondo sabías que era una encerrona. ¿Verdad?

Y aún así viniste... Intenté creer que se despertaría y me contestaría, pero sabía de sobra que no iba a ser así. Quizás no se despertara en toda la noche, sería lo más probable.

Me pasé un buen rato mirándole, intentando no pensar en lo que le podrían haber hecho y en lo que pasaría mañana. No estaba dispuesta a que me separaran de él, y si hubiera sabido que conseguiría quedarme no le hubiera inyectado el maldito Battery. Hubiera preferido administrármelo a mi misma.
Acabé sentada en la mesa, cogida de su mano. Todo esto era demasiado macabro, como en una maldita película de miedo.

-No voy a permitir que te vuelvan a hacer daño, no si puedo impedirlo-me incliné sobre él y le besé la frente, sintiendo que en cualquier momento podría hecharme a llorar o quedarme dormida.

Empiezo a despertarme tras notar algo cálido en la frente, y estoy seguro de que no es esa maldita correa... Por un momento siento tentaciones de hacerme el dormido, de que simplemente me dejen en paz, pero al notar que alguien me sujeta la mano decido que necesito saber quién es.
Parpadeo pesadamente y acabo arrugando la frente, sintiendo un dolor de cabeza repentino y algo confuso.

Veo a Anna delante de mí, envuelta en una especie de aureola blanca que casi me ciega. No tiene sentido...
-¿Estoy soñando...?- alcanzo a preguntar titubeante mientras aprieto un poco su mano. Parece de verdad pero no puede ser.

Me muevo entonces con toda la intención de incorporarme pero compruebo que no soy capaz. Los músculos no acaban de responder mis órdenes y me pesan demasiado así que apenas he conseguido levantar la cabeza cuando vuelvo a dejarme caer pesadamente con un resoplido.
-¿Dónde estamos...?- añado bastante confuso y perdido.

-¡¡Roger!!

Intenté no gritar tanto, porque dentro de esta sala resonaría y probablemente solo conseguiría que le retumbaran en la cabeza, pero es que no pude contenerme.
Le abrazo como puedo, intentando no tocarle demasiado para no hacerle daño, mientras él empieza a orientarse. O a desorientarse más bien.

-En los laboratorios-suspiré-En los pisos inferiores.-Acaricio su mejilla, hasta que no puedo evitar decirle lo que acababa de hacer minutos antes-Te he tenido que administrar Battery... Tranquilo, no fue una dosis muy fuerte, era solo para relajar tu conducta. No te volverá a crear adicción-solté antes de que pudiera preguntármelo-Necesitas mucho mas que un simple pinchazo para eso.

Me agacho hacia él, apoyando mi frente en la suya y enredando mis manos en su pelo. Podría pasarme así horas, sobretodo ahora que sabía que estaba "bien", al menos dentro de lo que cabe.

-Creí que volvería a perderte...

Entrecierro un ojo tras su grito, parece que le es imposible asumir que debe llamarme Eric cuando actúa por impulso y no creo que eso sea bueno... pero ahora mismo me importa muy poco, sólo quiero que esté a mi lado, puede llamarme como quiera.
-Ah sí, en los laboratorios...- recuerdo algunos flashes de los pasillos y las salas por las que me han estado "paseando", interrogando, experimentando... prefiero no pensar demasiado en ello ahora y desde luego no voy a hablarle a Anna sobre lo sucedido.

Cierro los ojos cuando siento sus caricias, concentrándome en su gesto y su tacto al máximo para no olvidarlo, para que me dé fuerzas más adelante. Sé que me hará falta.
-Lo sé. Pero no creo que esta sea la única dosis- abro los ojos cuando finaliza su explicación y la miro directa y significativamente. Ambos lo sabemos, ¿no? No saldré de aquí si no me convierto en lo que ellos quieren.

Después vuelve a acercarse a mí y disfruto de su gesto al máximo, incluso llego a pensar que lo anterior ha valido la pena sólo por este momento.
-¿Y tú?, ¿cómo estás?, ¿te han encerrado también...?- pregunto tras unos instantes recayendo en el hecho de que tenerla junto a mí en esa sala no puede ser muy normal.